jueves, 25 de septiembre de 2014

Curtis Mayfield - Curtis (1970) - por Lutxo Pérez

Admito con algo de vergüenza que Curtis Mayfield nunca me ha llegado del todo, sin dudas por que lo he escuchado poco y nada. Pero siento que le debo algo. En el capítulo 9 del libro Catarsis Rocksteady, del periodista y escritor español Lutxo Pérez, aparece el nombre de Curtis Mayfield como la principal inspiración del rocksteady jamaiquino. Por esto le pedí a Lutxo que me autorice a reproducir las paginas 97 y 98 del libro para el blog. Pero mi amigo fue mucho mas allá y se despachó con un texto formidable. Espero que lo disfruten y lo valoren tanto como yo.

The Makings Of Curtis
No sé si buscaba la piedra, la inspiración o una moneda para pagar el parquímetro; pero un ajado CD marca Verbatim con la leyenda “CURTIS MAYFIELD – CURTIS” escrita con rotulador permanente de tinta azul apareció en mi coche bajo el asiento del piloto. Rodeado de una tonelada de basura, bolis que no escriben y mecheros sin gas. Y no sé si estaba ahí para mostrarme el desorden en que se ha convertido mi vida o para recordarme los días jodidos en que arrancaba el motor del coche, de madrugada, y las notas de bajo que inician su primera canción trepaban por mi columna vertebral como los animales escalan los troncos para escapar de la muerte. Lo he recogido y, sin demasiado entusiasmo, lo he vuelto a colocar en el reproductor del auto. Un poco por inercia, pese a tratarse de uno de mis discos preferidos. Quizá porque no había otra cosa que escuchar, por nostalgia o porque este repertorio -que un día supuso tanto- exploraba nuevos recovecos vitales que conquistar. Cosa que no tardaría en conseguir.


Es una tarde húmeda de otoño, la ciudad está oscura y en mi coche me acompaña una poeta
árabe que todavía no me ha enseñado sus versos. Mi corazón hace BUM-BUM y, envueltos en brumas electromagnéticas propias del cedé que lleva meses rebozándose en polvo, suenan los violines cristalinos que introducen el tercer tema del disco. La poeta árabe, que ha
llegado de Londres hace unas semanas y es bastante más joven que yo, reconoce la canción
inmediatamente y juraría que acaba de dibujar una sonrisa. A medida que la canción va encontrando su clímax, no puede reprimir el acto reflejo de acompañar la voz de Curtis con la
suya. Y no tararea, porque esta es una canción que se canta y se recita a partes iguales. Conoce cada verso, cada palabra, cada sílaba...


Add a little sugar, honey suckle lamb
A great big expression of happiness
Boy, you could not miss with a dozen roses
Such would astound you
The joy of children laughing around you
These are the makings of you
It is true, the makings of you


Esta nunca había sido una de mis canciones de referencia de este disco, pero está ocurriendo algo extraordinario. Si conocen esa sensación de experimentar algo a través de los sentidos de otra persona, sabrán de lo que les hablo. Mecido por la música y el recitar de mi copiloto, tengo la sensación de que escucho por primera vez una canción que ya he oído cientos de veces, sentado en este mismo coche y reproducida en este mismo equipo estéreo. ‘The Makings Of You’ era, junto a ‘Miss Black America’, las dos canciones que menos me decían del disco. Pero, durante los siguientes días, la escucharé una y otra vez, tratando de descifrar todo lo que Curtis colocó en su interior, esperando volver a escuchar la voz de Nour, la poeta árabe, desplegando todo aquello que yo no había querido o no había sabido escuchar. Porque,cuando su voz acompañó la de Curtis aquella tarde oscura de otoño en mi coche, ‘The Makings Of You’ ya nunca iba a ser la misma canción y ya siempre me iba a recordar a ella, a aquel viaje en coche y a los meses que vinieron a continuación. Sin embargo, como soy un poco capullo, en ese momento mágico y oscuro voy a decidir tragarme la emoción y mostrarme sorprendido porque ella, una década más joven que yo, conozca a Curtis Mayfield y sea capaz de cantar cada verso de esa canción. Ella, que jamás reconocería que ha escuchado más veces el tema como sample de una canción de Kanye West que en su versión original, se muestra un poco ofendida y me recuerda, muy a la británica, que en Londres hay mucha gente “into Curtis”.

Tampoco me extrañó. Las canciones de Curtis Mayfield llevan décadas cambiando el curso de la música de raíz africana y, de paso, alterando la vida de chavales como ustedes y como yo, nacidos aquí y allí, en la época de su publicación y en este mismo instante. La influencia de su autor sobre la escena negra de todo el planeta se extiende desde los sampleos de Kanye hasta su imprescindible impronta en la configuración, por ejemplo, del rocksteady jamaicano. Negro nacido en el norte, orgulloso y lleno de talento, solo con la consecución del himno ‘People Get Ready’ tuvo el honor de inaugurar uno de los capítulos más bonitos de la
música popular contemporánea. El de la batalla musical por los derechos civiles, el orgullo negro, la reivindicación, el sentido común y ese cambio que -de alguna forma- todavía se
espera. Billie Holiday había puesto voz a ‘Strange Fruit’ en los años 30 y, antes de morir, Sam Cooke había avisado del cambio que llegaba. Sin embargo, nadie como Curtis Mayfield puso tanto empeño en retratar y explicar el sufrimiento de su gente a través de la música.

‘Curtis’, publicado en 1970, fue su primera obra en solitario. Ocho maravillosas canciones sobre el amor, la mugre social y política, la superación personal y la vida misma. Lodos que venían de los sedimentos de polvo y agua que ya habían agitado The Impressions, la gran banda de Mayfield y del soul de Chicago. De hecho, el concepto de ‘Curtis’ asomaba la cabeza en discos del trío como ‘This Is My Country’ (1968) donde ya se exponían, de forma más velada, muchos de los argumentos, sociales y musicales, que forjarían esta obra superior. Mi veredicto con respecto al maravilloso LP que nos ocupa siempre ha sido muy claro. En una época en que la música se entregaba novelada en álbumes conceptuales (esos que se tenían que escuchar de principio a fin), ningún disco de soul setentero y reivindicativo llegó tan lejos como este. Ni ‘What’s Going On’, ni ‘Let’s Going On’, ni el ‘Superfly’ del propio Mayfield ni los álbumes más redondos de Stevie Wonder pueden con él. Mientras esos, especialmente el primero, se han llevado el reconocimiento de listas de lo mejor del siglo y otros parabienes críticos, ‘Curtis’ contiene la película más cruda, sensata, triste y devastadora jamás escrita para los guetos negros de la América de los años 70. También, la más alentadora y, por qué no, luminosa.


Claro que uno no puede, ni pretende, hacer pasar su opinión como la buena cuando tanto recuerdo se enmaraña entre las notas y los versos de ‘Curtis’. Empezando por el bajo distorsionado y las emisoras de radio cruzadas que comienzan el viaje y me erizaban la piel cuando arrancaba el coche, del trabajo a casa y de casa al trabajo, todos los días y todas las noches del invierno más largo que recuerdo. La advertencia inicial de Curtis. Don’t worry. El eco del averno. Si hay un cielo ahí abajo, todos vamos ahí. Los hermanos, las hermanas, los judíos, los negros, los blancos, los modernos, los rude boys, los poetas... Todos y cada uno de los habitantes de esa ciudad que retrata la primera cara del disco. Podría ser Chicago, Nueva York o Baltimore. Y también la mía. Vieja y sucia, como la de los Pogues. Podrida
como ese joker de la calle que ama a un hermano y mata al otro. Ese personaje que habita las esquinas de ‘We People Who Are Darker Than Blue’. Las mismas que protagonizan la estremecedora ‘The Other Side Of Town’. Las esquinas de los guetos de cualquier ciudad estadounidense de principios de los 70 y también las de otros lugares que no están tan
alejados ni en el espacio ni en el tiempo.

Este disco fue todo eso para mí: la ciudad tenebrosa, las injusticias, la soledad, la depresión, la sensación de que somos entes frágiles e irrelevantes a merced de fuerzas ocultas y malignas. Pasado el invierno, sin embargo, la vida hizo girar su aguja sobre la otra cara del disco y descubrí ese otro lado brillante que veníamos intuyendo. ‘Curtis’ podría haberse titulado empatía. Y coraje. De eso ya hablaba ‘The Makings Of You’ y, por supuesto, la deslumbrante ‘Move On Up’. Un día al volver del trabajo, con las notas de bajo de ‘(Don’t Worry) If There’s a Hell Below We Are All Gonna Go’ todavía clavadas en la nuca, encendí la pantalla que cada noche me conectaba al Baltimore de la serie "The Wire" (2002 - 2008) para quedarme boquiabierto con la feliz secuencia.
En Baltimore hay elecciones a la alcaldía y el ex boxeador y ex presidiario Dennis “Cutty” Brown besa a su chica, se calza los cascos y sale a correr al compás de ‘Move On Up’. Ahí mismo, en ese minuto y pico de gozo televisivo, estaba resumido todo lo que hasta aquel entonces me había enseñado el disco. Los yonquis que buscan su dosis, los políticos que depositan su voto, un negro que ha salido de la cárcel y siente la redención del aire de la mañana clavándose en los poros de su cara.

Cuando Tony me pidió un texto sobre Curtis Mayfield para su blog, hace por lo menos un año, tal vez esperaba que hablara de su música. De las percusiones africanas, los registros estilísticos -del soul con tintes épicos al funk de persecución automovilística-, el falsete de Curtis, los metales, las arpas y los violines. Del contraste entre lo complicado de sus arreglos y la crudeza de sus letras. De la deliciosa, intrincada y poderosa producción; completamente novedosa para el soul que se venía facturando. Pero, para ese momento, ya era demasiado tarde. Nada de eso cabía en este texto. Entonces, ‘Curtis’ ya era los barrios bajos de mi ciudad, la oscuridad del invierno, el “muévete” que los Fabulosos Cadillacs cantaban en vez de “move on up”, el ex boxeador “Cutty” Brown sintiéndose por fin libre en su carrera matutina por Baltimore y las calientes ráfagas de vientos de ‘Wild And Free’ abriéndose paso por las ventanas de mi coche en aquella época que quise ser león de la jungla. Libre y salvaje, como el viento y el verano.

Y, poco después de aceptar el encargo de escribir un pequeño texto sobre este disco esencial,
fue un paseo en coche con gotas en la ventanilla, Nour cantando ‘The Makings Of You’ y toda una galaxia de sensaciones nuevas abierta de par en par, como la docena de rosas de las que habla su letra. Un CD ajado y perdido debajo de los asientos de mi coche. La basura convertida en luz. Uno no puede esperar tanto de un disco, un libro, una película o cualquier otra obra de arte. Pero ‘Curtis’ nunca fue solamente un disco. Más bien, la paz interior de un tipo contemplando el atardecer, como su portada. La convicción de que también podemos salir de esta, de que más allá solo nos espera el infierno y de que la recompensa es para los que pelean, arriesgan y saben acabar las cosas a tiempo, como explica esa preciosidad titulada ‘Give It Up’ que le pone punto y final. Y, sobre todo, ‘The Makings Of You’ escondida en un pliegue del tiempo recordándonos lo únicos que somos y la alegría que produce escuchar niños riendo a nuestro alrededor. Un disco sí. Pero uno que nunca acabas de escuchar.

 

The love of all mankind should reflect some sign

Of these words I'm trying to recite
They're close, but not quite
Reciting the makings of you
Almost impossible to do

Lista de Temas:
1 (Don't Worry) If There's a Hell Below, We're All Going to Go
2 The Other Side of Town
3 The Makings of You
4 We the People Who Are Darker Than Blue
5 Move on Up
6 Miss Black America
7 Wild and Free
8 Give It Up


Músicos:  
Curtis Mayfield (guitarra y voz / producción)
Loren Binford (Trombon)
Sol Bobrob (violín)
Clifford Davis (Saxo)
Leonard Druss (saxo, flauta)
Patrick Ferreri (guitarra)
Henry Gibson (percusión) 
Elliot Golub (violín)
John Howell (trompeta)
Ronald Kolber (saxo barítono)
Harold Klatz (viola)
John Ross (teclados)
Don Simmons (batería y percusión)
Robert Sims
(batería y percusión) 
Rudolph Stauber (trompeta)
Philip Upchurch (guitarra)
Harold Leep

Richard Single 

Sam Heiman
Harrold Dessent
Gary Slabo


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