martes, 16 de julio de 2013

Mannish Boy - Muddy Waters - 1977

"Mannish boy", uno de los grandes himnos del blues eléctrico, es una canción que cualquiera ha escuchado alguna vez en su vida, y que a todo el mundo le suena, incluso aunque no sepa una palabra sobre blues. Una canción que fue resultado de un diálogo discográfico entre dos músicos. Uno de ellos empleaba la ironía en sus letras, el otro sencillamente se gustaba a sí mismo y tenía ganas de hacérselo saber al mundo. Hablamos de Muddy Waters y Bo Diddley. En esta Entrada de Escuchate Esto! compartimos (en forma parcial) un magnífico artículo publicado en el sitio www.jotdown.es sobre el nacimiento y la génesis de este blues.


Aunque estaba dirigido por dos blancos, el sello Chess, de la Ciudad de Chicago, se especializó en grabar y editar blues. Los hermanos Chess eran de ascendencia judía europea, tal vez por ese motivo no tenían ningún prejuicio en codearse con negros. Este sello impulsó en la década del 50 a muchos personajes que jugaron un papel importante en el desarrollo de la música negra. Al mismo tiempo, la gran “movida” blues se había desplazado desde del delta del Mississippi al norte del país, mas especialmente a Chicago. Es en este contexto donde aparecen los dos personajes que protagonizan nuestra historia: Muddy Waters y Bo Diddley.   

Dixon, Waters, Guy
En los circuitos musicales negros de Chicago, Muddy Waters no tardó mucho en convertirse en el rey de la escena local: su apariencia seria, su voz áspera y sus gestos de macho castigador sobre el escenario lo convirtieron en un modelo a seguir para otros bluesmen de la ciudad, aunque él mismo se tomaba más bien a guasa la imagen de tosca virilidad que proyectaba. En Chess Records, Muddy tuvo a su servicio a los muy competentes músicos y compositores de la compañía y empezó a tener éxitos en las listas de ventas de rhythm & blues. Uno de sus primeros hits fue "Hoochie Coochie Man", escrita para él por Willie Dixon, un contrabajista de sesión que se transformó en una auténtica leyenda componiendo muchos de los himnos de blues más conocidos e influyentes de su tiempo. "Hoochie Coochie Man" es un blues de una estructura extraordinariamente simple y repetitiva, y sirvió para que el Waters extendiese su nombre más allá de Chicago. El título del tema hacía referencia a un baile de connotaciones sexuales, el Hoochie Coochie. La letra era una alusión irónica a los paletos venidos del sur que iban de gallitos por la ciudad, dándoselas de donjuanes y tipos peligrosos gracias a la magia y los ritos mágicos hoodoo del delta del Mississippi. El tema fue editado en 1954 y se convirtió en un éxito inmediato, además de en un clásico absoluto del blues. La letra tenía un claro trasfondo humorístico por más que muchos incautos oyentes blancos pensaran que Muddy Waters realmente estaba hablando en serio. 




Pero había en Chicago un músico más joven para quien el concepto “ironía” no entraba en la ecuación, al menos a la hora de hablar de sí mismo: Bo Diddley. Acostumbrado a adorarse hasta el punto de titular canciones con su propio nombre (Bo Diddley, Hey Bo Diddley, etc.). Diddley presumía de su bagaje callejero —aunque a algunos les pudiera confundir sus gruesas gafas— y en sus letras se dedicaba básicamente a venderse a las nenas. Él se consideraba el tipo más molón de Chicago y se limitaba a comunicar al género femenino la buena nueva, acompañándose de un ritmo característico que por entonces bautizaron como “ritmo de la jungla” y que ha sido utilizado hasta la saciedad por otros artistas. Diddley se convirtió sorprendentemente en una figura muy popular entre la juventud, tanto negra como blanca.
 
Lo cierto es que para su primer disco (un single con dos canciones) usó un riff parecido al de "Hoochie Coochie Man" y grabó una nueva canción, llamada lisa y llanamente "I’m a Man": en ella, Diddley hablaba de sí mismo en términos similares a la canción de Waters, pero en su caso ignoró por completo la vertiente sarcástica del original. Fue el primer single que publicó en su carrera: en la cara A estaba la canción Bo Diddley. En la cara B, la canción I’m a man. Ambas dedicadas a sí mismo.




Aquella fue su grabación de debut y se convirtió en su primer éxito. Aunque no todo el mundo quedó tan impresionado como Diddley pretendía: al curtido Muddy Waters le provocó una considerable hilaridad aquella especie de versión enloquecida de "Hoochie Coochie Man". De hecho, apenas la escuchó se le ocurrió devolverle la pelota grabando una imitación de "I’m a man" solo que modificando la letra con intención sarcástica. Muddy tituló el tema "Mannish boy", algo así como “niño que parece un hombre”, “niño mayor”.  La grabación incluía unos cachondos gritos de fondo cada vez que Muddy pronunciaba la palabra “hombre”. Esta contestación irónica se publicó tan solo unos meses después que la canción de Bo, y también se convirtió en un éxito.






1977 fue el año del auténtico retorno de Muddy Waters. El texano Johnny Winter convenció a Waters para grabar un nuevo disco, crudo, directo, con el más puro estilo del viejo blues de Chicago, aquel sonido que iba directo a la médula aunque ya no estuviese de moda. Grabaron todo el álbum solamente en dos días, para captar toda la inmediatez del momento, tal y como se habría hecho en los viejos estudios de Chess Records. La joya del álbum era una nueva versión de "Mannish Boy". El Albino (Winter) consiguió como productor artístico del disco, que la canción sonase con una viril dureza: sonido muy tradicional, pero captado con los nuevos medios técnicos que lograsen transmitir su energía con claridad. El viejo bluesman suena vibrante y suelto, como en una actuación en vivo, y su voz está repleta de entusiasmo. Johnny Winter (a quien varias veces escuchamos lanzando exclamaciones por el fondo) y el resto de la banda están felices por la oportunidad de grabar junto al gran Muddy y eso se transmite perfectamente en la vibración de la canción, que dura más de cinco minutos con ese único riff repetitivo pero que resulta maravillosamente adictiva.



Con el impulso de aquella nueva versión de "Mannish boy", el álbum Hard again devolvió a Muddy Waters al candelero. La crítica se mostró encantada con el disco. El tema volvió a sonar en las radios y fue entonces cuando verdaderamente adquirió la categoría de estándar universal: siempre había sido el que más excitaba a la gente en los conciertos de Muddy, pero ahora, además, se colaba en el bagaje cultural del país y del mundo. Unos meses después los Rolling Stones incluyeron una versión parecida de "Mannish boy" en su album en vivo "Love you live" de 1978.

Muddy Waters no vivió mucho tiempo más, nos dejó en 1983, siete años después, pero saboreó nuevamente la sensación de ser un músico respetado y admirado. Volvió a ofrecer conciertos ante un público numeroso, que ahora se mostraba entregado ante la leyenda. Hoy en día nadie duda que fue uno de los músicos más importantes del siglo XX, aunque solo sea por la enorme influencia que su sonido ejerció en miles de otros músicos.

  
Artículo extraido del sitio www.jotdown.es

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